Gran día
para la práctica del MTB y gran ruta épica desde Alpedrete hasta Segovia. Esta
vez nos juntamos Luisito, Fabi, Pipe, Rober, Pedro, Alvarito, Nuno, José Ignacio
“el Vecino” (apodado así por ser un vecino de Fabi) y Agus. En total 9 Jotas
Raiders con las mochilas petaasss, Luisito llevaba un mochilón dónde cabía una
bici entera, jajaja…, lo que luego le trajo consecuencias.
Quedamos a
las 9 y a las 9:20 estábamos todos pedaleando, los primeros kilómetros son tranquilos de calentamiento,
nos dio tiempo hasta de ejercer de vaqueros en medio de un rebaño de vacas no
sé si eran bravas o no, pero que algunas miraban mal… estuvimos parados un buen tiempo hasta que
pasase el rebaño.
Con las primeras rampas y con tanto calor la ropa empieza a sobrar, por sobrar sobraba todo hasta las zapatillas ¿verdad Fabi?, jajaja… hicimos el primer avituallamiento, barrita y trago a una bebida isotónica de color verde que trajo Pedruki, un licor de hierbas que estaba delicioso, no veas cómo te dejaba el cuerpo.
Empieza lo
bueno, empezamos a subir por senda hacía la Fuenfría, la senda es muy guapa, serpenteaba entre
arboles y arroyos, era tan bonita que no nos dimos ni cuenta de que Fabi, Pedro
y Alvarito, por un mal entendido y por ir los primeros, se
habían bajado hacía
el camino de la República cuando los demás seguimos subiendo por la senda a ver
dónde nos llevaba. Poco a poco la senda se iba complicando hasta convertirse en
camino trialero muy técnico dónde tuvimos que darlo todo. (Bueno el Vecino subía silbando la canción de
verano azul, jajaja… ¡no veas cómo anda el tío!). Otra pausa para recuperar
fuerzas y de paso más llamadas al otro grupo (según Luisito el talibán, jajaja)
para ver por dónde iban, tras descansar un
poco continuamos, y contra más arriba el camino iba empeorando, hasta que enlazamos con la calzada Romana ya
en su parte más alta, aquí no tuvimos otro remedio que hacer empujabike para
llegar por fin a lo más alto, al puerto de la Fuenfría.
Descanso merecido,
unos minutos de relax y estiramientos mientras esperábamos a que llegase el grupo talibán por la pista. Después de unos cinco minutos llegan Chiki, Pedro y Fabi
que tuvieron alguna incidencia técnica…, (parece que tuvieron que darle aire a
una rueda y de paso también a Fabi, jajaja…) Hubo las primeras discrepancias (dichas siempre
desde el más profundo cariño) de por qué un grupo por un lado y otro por el
otro… cada uno tenía su razón… ¡nunca aprenderemos!
Bueno, ya
estamos todos juntos y empezamos con los preparativos para enfrentarnos al
plato fuerte del día, a la
"divertida" trialera del Carril del Gallo, bajamos
sillines, desinflamos ruedas y Alvarito que se pone las protecciones…, (habrá
que tomar nota, lo próximo que me compre será unas rodilleras y unas coderas)… cada
uno ocupa su lugar en la parrilla de salida (por supuesto yo me pido último
junto con Pedruki). Comienza el descenso a toda velocidad a cara de perro, la
polvareda era inmensa, fuimos tan rápidos que nos pasamos el desvío y nos
confundimos de trialera, jajaja… pero
cualquiera frenaba ya, era imposible, aquello era como un pequeño cortafuegos
con socavones por el medio y con una inclinación acojonante y cuando pudimos parar
habíamos descendido un güevo… Rober decía que olía a freno quemaooo y era verdad, también decía que volvamos
a subir y Luisito decía que era de locos hacerlo, comienza otra vez las deliberaciones
(también desde el más profundo cariño) de que si volvemos para atrás o si
continuamos para delante, se echa a votación (que para eso estamos en democracia)
y sale por amplia mayoría de que volvemos a subir para coger el Carril del Gallo..., (la verdad
que era una putada no hacerlo). Comenzamos a remontar a empujabike y en menos
de 30 segundos cambiamos todos de opinión para dar la razón a Luisito (de tanto esfuerzo parecía que los gemelos nos iban a estallar). Continuamos hacía abajo y cómo estábamos un poco
perdidos tuve que encender mi flamante móvil-gps para enlazar con la ruta…
entre que lo saco, lo enciendo, y cojo el tranquilllo pasa un cuarto de hora,
jajaja…
Una vez situados
sobre el camino correcto nos dirigimos hacía Boca del Asno, los caminos estaban
embarrados ya que estábamos lejos de Hoyo,
jajaja… La zona de piedras junto al Eresma la pasamos a toda velocidad
sin apenas hacer fotos al paisaje que era espectacular, los de cabeza tiraban cómo
poseídos, tenían prisas por llegar.
Hacemos una
parada junto al puente para descansar y de paso que Luisito haga ejercicios
para ver si se recupera del fuerte dolor de espalda, el de siempre pero esta
vez aumentado por el mochilón. También a Nuno le duele la rodilla y Pipe que llama
al del restaurante para avisar del retraso y parece que se nos cabrea
porqué los judiones se iban a enfriar… Con tantos problemas es cuando decidimos
abortar. El Vecino se nos vuelve a Alpedrete, es un makina y los demás nos
vamos por la carretera y después por el carril bici para llegar al
hostal-restaurante sobre las 16:00
El del
restaurante tenía todo preparado, fue llegar y leernos las normas de la casa… las bicis llevarlas al garaje, ducharse y
cambiarse de ropa rápido que la mesa ya está preparada, ni respirar nos dejó el
tío… fue sentarnos a la mesa y empezar a repartir los judiones, que por cierto
estaban exquisitos y podíamos comer todos los que quisiéramos, ¡nos pusimos las
botas!, luego de segundo un poco de lomo y un flan de postre, para luego
continuar de forma más relajada en la terraza con el café, el licor y los
cubatas.
Con las
risas se nos pasó volado el tiempo, y menos mal que a Pipe se le ocurrió decir
de irnos, y cuando llegamos a la estación el tren estaba cerrando las puertas
para irse, viendo que lo perdíamos Rober estuvo sembraooo y metió la rueda de
la bici entre las puertas, el tren empezó a andar y ya pensábamos que se
quedaba sin bici…jajaja, y menos mal que entre las voces y los golpes que dimos
al tren conseguimos pararlo… la escena era para grabarla, de milagro no nos
quedamos en tierra y el Rober sin su bici… jajaja… ¡me descojono!... Luego
dentro nos enteramos de que la hora de salida era a las 18:50 y
no a las 19:00 cómo creíamos… ¡menos mal que salió con algo de retraso!
Bueno y esto
es todo, os podéis imaginar el cachondeo que hubo en el tren con esta historia,
¡si es que siempre la liamos parda!, jajaja...
el Centella