Kilómetro uno y medio... si llega... casi una hora después
del comienzo de nuestra ruta para coronar Abantos, ya había perdido tres veces
al grupo. La segunda, con Miguel. Nos quedamos un poco rezagados y de pronto nos
rodeó la vegetación, no había camino. Allí entre matorrales, piedras y todo
tipo de matas y matojos abundantes, espesos y altos, nos quedamos solos. Chillamos
y silbamos intentando obtener respuesta desde algún sitio, pero nada, no nos respondió
nadie. Pusimos todos nuestros sentidos en alerta. De pronto comenzó a moverse
la vegetación. Pensamos que nos acechaba algún animal de tamaño considerable,
pero no, no fue eso lo que apareció. De entre la espesura surgió una silueta.
Era la silueta de Jaime, que también se había quedado descolgado. Los tres,
emulando a Rambo, cuchillo en boca (nosotros con las bicicletas entre los
dientes) sorteamos aquella selva hacia arriba, ya que abajo había una presa
rebosante de agua y por allí no podía ser... o si, nunca se sabe. Conseguimos
coronar aquella jungla y al llegar arriba nos encontramos una carretera
perfectamente asfaltada por donde seguramente nos habríamos ahorrado una hora
de calamidades... con granos en las piernas, si, pero sin calamidades. Por allí
tampoco podía ser... o si, nunca se sabe. Nos disponíamos a llamar por teléfono
al grupo para que nos diera su posición cuando los vislumbramos en el
horizonte, camuflados en una sombra. Cuando me di la vuelta para recoger el
equipamiento y ponernos de nuevo en marcha, Miguel y Jaime ya se habían largado.
Habían salido por rueda para reunirse con el grupo y me quedé de nuevo solo.
Seguí ascendiendo lo que resultó ser parte del Puerto de la Cruz verde, y
subiendo, y maldiciendo, y subiendo, hasta llegar a un cruce donde las pistas
se perdían y era imposible saber por donde había guiado Chule a la manada. Agotado
por la ascensión, rebusqué el teléfono para dar mis coordenadas y que los
equipos de socorro mandasen un helicóptero en mi ayuda, pero me estaban
llamando ya para decirme que ese no era el camino correcto, que debía desandar
lo andado (bajar lo subido) para reunirme con el grupo en otro cruce anterior...
Desolación, desánimo, vaya mierda de grupo¡¡¡¡ esos fueron los pensamientos que
me embargaron durante un buen rato... y todo esto, por lo visto, para sortear a
unos perros, manda cojones, no habrá otro sitio para sortearlos.
Y aquí es donde va el Chule y me dice que la ruta comienza aquí.
Que lo anterior era el prólogo nada mas, eahhh.
Ascensión a ABANTOS, el
otro punto de vista
Y comenzamos a subir... una subida interminable desde los
pies de El Escorial, 900m, a lo mas alto del monte Abantos, 1750m. Toda la
santa mañana subiendo unos rampones de impresión que yo pensaba que no podían
tener mas pendiente y siempre me equivocaba, cada vez mas empinados. Unos
tramos asfaltados, otros sobre terreno con numerosas raíces, otros con piedras salpicadas
y otros totalmente intransitables con piedras sueltas, imposibles de subir, que
luego dirán algunos eso de cien por cien ciclables... y una mierda¡¡¡ Uno de
ellos incluso estaba señalizado y decía “Senda forestal en mal estado” ¿Dónde habéis
visto alguna vez semejante señalización? En ningún sitio y mira que hemos ido
por caminos malos... pues estos peores¡¡¡
Pues coronamos. Llegamos arriba después de mucho sufrir y el
esfuerzo mereció la pena. Unas vistas excepcionales con El Escorial en primer
plano, el embalse de Valmayor en segundo término, innumerables poblaciones
salpicadas por todas partes y a lo lejos, en el horizonte MADRID... la leche¡¡¡
Eso por un lado, pero por el otro tienes unas vistas inmejorables de toda la
sierra de Guadarrama.
El caso es que estábamos 850m por encima de El Escorial, que
eran las 12,30h y que en una hora teníamos que estar en los coches... imaginaos
lo vertical del descenso... por una senda de medio metro escaso, impresionantes
bajadas donde los frenos no conseguían parar las máquinas, que velocidad, que
zetas imposibles de ejecutar, que piedras, que saltos, que raíces, que miedo,
que salidas de trazada, temblando estoy todavía, emulando a Agus el piloto de DANGER,
DANGER encendido durante una hora entera... y a alguno le supo como a poco
¿verdad Juis...? pa´no´hablate...
Ruta tremendamente exigente, que no me gustaría repetir en el
futuro. Francamente no le encontré el punto ni subiendo ni bajando y mucho
menos en los innumerables tramos en los que tuve que echarme la bicicleta al
hombro... en un entorno inmejorable, eso si que es verdad, pero no perdono el
golpe por el coscorrón... Pero que me lo pasé muy bien, genial, que una cosa no
quita pa´la otra. Pero hay rutas que te gustan y otras que no... pues esta es
de las que NO en mayúsculas, negrita y subrayado.
el Maestro.
ya llevaba dos dias mordiendomela... en carne viva la tengo (la lengua) jajajaaaa, ya me he desahogado...
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