Cómo el Tiemblo pilla lejos, quedé con Jorge en que se
pasaría a buscarme para ir los dos en su furgo, a las 7:30 ya estábamos en
marcha, y por el camino nos encontramos a Miguel. Cómo sabíamos que Juanjo no
venía, llegamos aposta al restaurante El Puerto con 10 minutos de adelanto, y
allí ya estaba esperando Alex, llevaba desde las 8:00, lo que delata las ganas
inusitadas que tenía de montar con nosotros, aunque yo creo que vino mas para comerse
ese chuletón que le había prometido si venía. Nos presentamos, que es la
primera vez que nos vemos, y hablamos un poquito de cómo es la ruta, se le dice que no es nada del otro mundo, que
es de las facilonas, y que tranquilo que le arropamos.
Mientras esperamos a Chule y a Ángel, hay un tío que nos enseña
el pedazo de pepino que lleva entre las
piernas (no me refiero a lo que estáis pensando), es una Smierdalized de 7.000
pavos, la estrenaba y estaba súper
contento por haberla pillado en oferta por
sólo 4.500, a más de uno se le caía la baba y le daba ganas de chupársela. En
esto que Chule y Ángel llegan y nos
vamos para el punto de encuentro, allí nos espera Luisito con la grata sorpresa
de que también vienen Fabián y Felipe.
Unos minutos para hacer los ejercicios típicos de
calentamiento muscular, no vaya a ser que tengamos alguna lesión nada más
empezar (ante todo seguridad), y a las 9:45 más o menos comenzamos a dar
pedales. De momento el cielo está despejado, no hace frio (más bien lo
contrario), no hay viento y el terreno está aceptable a pesar de haber jarreado
los días anteriores.
Para arropar a Alex, Chule nos mete por una nueva vereda de
subida, de esas que apenas hay que hacer esfuerzo, de las que se suben con una pata
coja y con plato grande… o eso le dijimos a Alex para animarle, que diga para
arroparle. No sé si serían por las gafas nuevas pero yo no lo veía tan fácil
como decían, más bien lo contrario, a mí se me hizo durilla, había mucha
piedra, mucho barro, y algún que otro charco de esos que te hundías, en uno de
ellos Felipe decide refrescarse, pero estuvo rápido y antes de caerse ya se estaba levantando y no
pudimos fotografiarlo.
El resultado de subir
por allí fue que ya no volvimos a ver más a Alex. Llamó Jorge por teléfono para
comunicar que Alex ha tenido una pequeña caída, que se había hecho daño en el tobillo y que se
volvía con él para acompañarle, que diga para arroparle hacía el coche. Mientras
que damos tiempo a que Jorge vuelva vamos haciendo alguna foto y nos
entretenemos conversando con unos paisanos que estaban cogiendo níscalos por la
zona.
En 15 minutos sube Jorge, venía fundido con la lengua fuera,
y sin que apenas pudiese coger aliento para contarnos lo que había sucedido ya
tiramos hacía arriba. Lo único que pudimos entenderle es que Alex vuelve a casa
con lo que parecía un simple esguince de tobillo.
Por fin cogemos la pista forestal, que nos lleva al
Castañar. La subida es muy larga pero tendida de las que se sube bien siempre
que se coja buen ritmo. Unos lo cogen y suben a piñon fijo y otros la subimos
cómo podíamos, pero que merece la pena subir tranquilamente contemplando el
paisaje, haciendo alguna paradilla para hacer fotos y ver algún níscalo… y de
paso cambiarme las gafas de raider que son una puta mierda que además de ver
todo bajo se empañan con facilidad…
Según Chule por el Castañar iba a darnos una vuelta en plan
verano azul, pues no fue así la cosa, una bajada rápida de esas que no sabes
cómo parar la bici, que en cualquier momento sales volando al meterte en un
agujero o al chocar contra una piedra oculta entre las hojas húmedas y muy
resbaladizas… menos mal que abajo había muchos senderistas con su familia que
hacían de colchón para amortiguar el golpe.
Para llegar al abuelo subimos un costarrón técnico lleno de
piedras, en el que Felipe que iba primero se calzó un buen piñazo intentando
subir por dónde es imposible de subir cuando las fuerzas flaquean. Yo llegué jodido y sin aliento al abuelo.
Allí una paradita para coger algo de fuerzas, nos tomamos la barrita e hicimos algunas
fotos para la posteridad.
El Abuelo arropando al grupo (a Alex ya le habíamos arropado nosotros...) |
A estas alturas ya estamos muy jodidos, hace más frío, se
nos hace tarde y toca bajar a toda prisa. Justo cuando llegamos a la zona de trialera
se pone a llover, cómo se pueden imaginar Miguel y yo hicimos lo posible para
seguir la rueda, yo que iba detrás de Felipe me calzo una buena hostia que de
milagro no me pasó nada, Miguel me tuvo que ayudar porque se me quedó la cala
enganchada, al poco rato otra vez Miguel que me tiene que volver a ayudar, ya
es la segunda. Se pone él delante para que no me venga la tercera y definitiva,
y despacito, con buena letra y poniendo pies en tierra llegamos abajo dónde nos
esperaban los Specialistas y el Treckero con cámara de fotos en mano. Luego me
entero que no fui el único, parece que Jelete también se dio un buen susto pero
sin grandes consecuencias.
Se vuelve a pasar por más sitios empedrados y por fin
llegamos a los coches sobre la 13:00. Miguel se va que tiene prisa y los demás
nos tomamos el ágape y las cervezas en la furgo de Luisito al cobijo de la
lluvia… preguntándonos que habrá sido de Alex.
Chule y Ángel se vuelven a casa y Jorge, Luisito, Fabi,
Felipe y Yo nos fuimos a casa Mariano a ponernos hasta la tranca de comer y sin
darnos cuenta vasito a vasito se nos paso la tarde, pero que eso ya se contará
en otra ocasión.
Más tarde Alex comunica que se había roto el peroné y los ligamentos
del tobillo… y estará de baja unos 6 meses… ¡vaya escusa más tonta que se ha
buscado para no volver a montar con nosotros!.. (Ya podías haber dicho que se
te han olvidado las calas), jajaja…
ALEX, MUCHO ÁNIMO Y
DESEARTE UNA PRONTA RECUPERACIÓN Y NO NOS LO TOMES EN CUENTA, ¡PARA LA PROXIMA TE
ARROPAMOS DE VERDAD!
¡CHUA!....
El Centella
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