domingo, 16 de junio de 2013

16-06-2013 Cercedilla - Navacerrada



Nueve de la mañana, Hostal de las Postas, Navacerrada. Una escasa representación de los Jotas se sienta a tomar unos cafés, previa ruta dominguera por la parte más alta de la sierra madrileña. Mientras Chule, Kamikaze, Luis y Roberbro comentan por dónde vamos a ir (bola del mundo sí, bola del mundo no…) el que suscribe se pregunta quién cojones le mandará saltar de la cama a la trialera con esta banda de colgaos, que cruzaron la línea del warning hace demasiado tiempo… Conteniendo un arrebato de salir corriendo (y sin bici) en dirección de vuelta a Madrid, decido seguir adelante, y que sea lo que Dios quiera…

Después de un breve desplazamiento en coche hasta el punto de salida que El Ingeniero ha decidido, y una puesta a punto express de las bicis, en un pispás estamos rodando por la carretera en busca del sendero que nos lleva a la subida de El Calvario. Qué exagerada la gente, pensaba yo, en las primeras rampas, mientras disfrutábamos del paisaje típico alpino y a una temperatura perfecta. El camino casi cementado y la pendiente muy asumible por la que transcurrían otros bikers y una carrera de colgaos que bajaban corriendo como gamos. Cojonudo el panorama… Qué iluso… En dos curvas comienza a levantarse y a deshacerse el terreno en forma de rocones, raíces, barro y riachuelillos. Mantenerse encima de la bici resulta complicado, y pronto Rober empieza a tirar como un toro y a desaparecer, Jorge, que le sigue, se encalla, echa pie a tierra, y roto el ritmo se va quedando detrás, mientras yo cojo la rueda de un avispado que va trazando muy bien. Luis y Chule se lo toman con tranquilidad detrás, incluso van echando fotos. En total unos 6 kms. Muy, muy exigentes, que menos mal que vinieron al principio, porque si tocan de vuelta, yo personalmente había petao.

Arriba, ya reunidos todos, con otros tantos bikers, y tras dar buena cuenta de nuestras barritas, continuamos la ruta hacia la parte alta de Navacerrada, por la base de las pistas, en busca del camino Schmid. Se trata de una vía montañera, muy endurera, de roca, plagada de senderistas y otros tantos ciclistas: “Perdón. Gracias. Usted primero. No pasa nada…”. Discurrimos con cuidado por la cara norte (zona segoviana), pero disfrutando al máximo de los toboganes y curvas, hasta que claro, tanto Chule como yo damos con nuestros huesicos en el suelo, y de la forma más tonta, como casi siempre. No pasa ná, incluso un montañista muy majete nos deja una pomadilla para curarnos. Sanadas las pupitas, y reajustadas las calas, seguimos tirando.

Se suceden después los senderos estrechos entre pinos, donde cualquier despiste te saca del trazado y te vas contra un árbol o al río. Rompepiernas continuo que empieza a hacer mella en las pedaladas. Poco tiempo para las fotos y todo para disfrutar del increíble entorno y estupendo clima.

Pronto vendrán las trialeras “jevis” de verdad donde lógicamente cedo el paso y disfruto a mi manera viendo como estos cuatro cabras, en su hábitat natural, se lanzan dándose codazos por encima de raíces, piedras y arena suelta. Las bajadas son muy, muy técnicas, pero merece la pena el intento, y gracias a su paciencia, al final consigo bajar con ellos, sintiéndome Jota de verdad, aunque echando de menos a alguno “de los míos” para hacer presión y soltar el necesario VTC de la jornada. Sólo destacar como percances una especie de caída de Luis, que soltó la bici entre las piedras y echó a correr pegando voces; Jorge, que se sacudió con el sillín en la parte alta de su incuestionable carnet de padre, y Rober, que cuando me quise dar cuenta llevaba el pantalón completamente rasgado por detrás (tristrás)... En serio que no sé qué pasó, y respetamos si no quieres hablar de ello, no sé, jajaj... Bueno, lo cierto es que ya casi al final de las bajadas, llegando a Cercedilla, yo también me pegué una costalada muy guapa, otra vez de la manera más tonta, y con un pie sin calas, pero al final, ir con la lengua fuera detrás de esta banda tiene su precio.

Para finalizar, vuelta al punto de partida con apenas 3 kilómetros de subida que ya pesaban como una losa, y que cada cuál afrontó a su manera. A mí me dolía la pierna y la zapatilla se me resbalaba del pedal, pero me daba exactamente igual. Detrás habíamos dejado la ruta que, personalmente, me ha parecido más completa, tanto a nivel de exigencia física como técnica (30 kms, 100% ciclables, “muy bien aprovechaos”); y bonita, con vistas y lugares preciosos propios de la alta montaña. Una joya con muchas estrellas en una jornada perfecta donde creo que todos disfrutamos como enanos, y que nos dejó en general una sensación de tranquila satisfacción y la certeza de que por estas cosas merecen la pena los madrugones y las heridas, compartir una mañana de deporte entre Jotas.
Jelete

Ruta exigente física y tecnicamente.
Sale desde las inmediaciones del embalse de Navalmedio para ascenceder por el camino del Calvario hasta el puerto de Navacerrada, luego por el camino Schmid hasta el puerto de la Fuenfría, bajada por el Camino Viejo de Segovia hasta el Chalet de Peñalara, asciende por la carretera de la República hasta casi el Mirador de los Poetas para bajar la trialera que nos deja en la Vereda de Enmedio para volver a Cercedilla.

Galeria de Fotos Descarga el track Ver en Google Earth

2 comentarios:

  1. ¡Qué buena pintaaaaaa!

    Brujo

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  2. Buena crónica Jelete, no sé si es la ruta más completa pero desde luego sí que está en el top ten, tiene de todo, para todos y enmarcado en un entorno espectacular.
    Habrá que incluirla en el calendario como fija.

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