domingo, 28 de abril de 2013

28-04-2013 Ruta de los Manantiales


Ruta de “LOS MANATIALES” Belmonte de Tajo

Vaya madrugón que nos pegamos... Allí estábamos todos a la hora prevista con tiempo suficiente para la recepción de dorsales y comenzar la Marcha a las nueve. Unos aparecieron en el cementerio, otros en la calle de al lado, otros en medio de la plaza, otros desayunando en la gasolinera, otros ni aparecieron. Desorganización generalizada en el punto de encuentro, pero con los móviles al final nos encontramos todos. Jantonio, Chule, Javi (Rivas), Agus, Edu, Miguel y Juanjo, los presentes, Jorge y Angel, los ausentes. Jantonio se trajo además, una cuadrilla de apoyo, unos compañeros del curro, de esos que andan bien y suben mejor, de esos que suben Alcalá de Henares y sus alrededores sin despeinarse.
Rápidamente decidimos la estrategia a seguir para que nuestros flamantes maillots se dejasen ver por todas partes. Delante lanzamos a Jantonio para intimidar a los de cabeza. No le volvimos a ver el pelo en toda la mañana. Entre medias Javi (Rivas) por si desfallecía Jantonio. Breve encuentro con él en el avituallamiento. Y detrás el resto al tran-tran, que el perfil de la Marcha no permitía excesivas florituras, dientes de sierra continuos, más parribas que pabajos. Chule expectante: si nos putean parriba a ver que nos han preparado pabajo, que aderece la ruta y nos llevemos un buen regusto.
El sueño era atroz. Tan atroz, que no me permitía sentir el frio que hacía. Lentamente fui despertando y la sensación de sueño fue cambiando a frio, pero frio, frio. Frio de invierno cerrao. El cielo, que no presentaba excesiva nubosidad en Madrid cuando salíamos, se fue cerrando según íbamos llegando a Belmonte. Los primeros copos de nieve nos sorprendían en la línea de salida. Inaudito...
Comenzaron las primeras rampas hacia arriba y los primeros atascos hacia abajo. Una simple pendiente de no más de quince metros, hacia arriba o hacia abajo, es igual, daba lugar a que todos los participantes se bajaran de sus bicicletas, para incredulidad de los aguerridos JOTAS que solo tenían que echar el pié al suelo para no pasar por encima de algún biker. Cuidado, cuidado, gritaban a nuestro paso, que vas muy fuerte, frena, muchacho. Te van a faltar metros pa frenar, le decían a Jesús, a lo que el respondia que me sobran, que me sobran. Esto nos hacía darnos cuenta de que aunque no subamos o no bajemos como nuestros mejores JOTAS, al final, no somos tan malos. Seguía nevando. Flojito, pero nevando.
El caso es que íbamos bien. Las subidas eran muchas, las trialeras inexistentes, nuestro ego por las nubes, con mucha confianza, muy sueltos y cuando esto sucede el mantecao que te metes, suele ser importante. Y así fue. Una bajada a to trapo, terminaba en un par de mini toboganes y como nada hacía prever su presencia allí, dada la escasa dificultad del trazado hasta entonces, me pillaron por sorpresa. Pero los sorteé con habilidad. 

Entonces iba yo pensando lo bien que lo había hecho, lo bueno que era y en una zona húmeda, con hierba abundante muy machacada ya por la Marcha, pero sin dificultad ninguna, la maquina me patina, pierdo el control y me llevo un revolcón importante. No ha pasado nada, yo estoy bien, no me duele nada, sin rasguños, la bicicleta perfecta, sin novedad. El susto nada más. Una caída tonta. Llegamos al avituallamiento, donde paramos a tomar unos plátanos. La nieve persistía cayendo, y comprobé que había partido el casco. Al final no fue tan tonta, no. EL CASCO ES FUNDA MENTAL.
Continuamos la segunda parte de la Marcha, con la misma tónica. Mucha subida ingrata y poca bajada “noble”, donde también Miguel se decide a probar el suelo en una curva. Este sin consecuencias, únicamente en el orgullo que queda herido como siempre que caes.
Más adelante, en una bajada pedregosa, Chule me pasa como una exhalación. Después Agus me increpa para que suelte el freno, que le estoy reteniendo dice. Ya no volví a oírle más. Hasta que abajo, me dice que se ha caído por mi culpa, por ir despacio, cuando lo que me tenía que haber dado son las gracias porque si no se habría pegado un guantazo de padre y muy señor mío.
Ya estábamos hasta las narices de subir. Además la nieve dio paso a la lluvia a diez kilómetros de la llegada. Jantonio debía estar ya tomando cerveza, o le quedaba muy poco. Tres costarrones infernales nos daban la bienvenida a Belmonte. Llegamos bastante tocados todos, con los cuádriceps reventados. Una cerveza rápida, durante el sorteo de regalos pasado por agua, donde al Chule le cayeron unas botellas de vino y poco más que contar de un día desapacible como si fuese un día del mes de enero.
Mencionar que, por fin, hemos hecho una carrerita de estas en grupo y la experiencia es bastante más llevadera que la soledad que habrán padecido Jantonio y Javi (Rivas) cada uno por su lado, seguro. Esa soledad que he padecido en todas y cada una de las que nos hemos presentado que es un verdadero coñazo. Cuando te faltan fuerzas ahí están todos... tan jodidos como tú. Es gratificante, ja,ja,jaaaa
 el Maestro. 

 
Galeria de Fotos Descarga el track Ver en Google Earth Análisis IBPINDEX

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo contigo Maestro, en grupo las alegrías se multiplican y las penas se dividen.

    ResponderEliminar