...voy a ayudar a Agus, el Centella,
el de la bicicleta más bella.
Está el tío escribiendo y editando,
e incluso fotografiando.
El Chule le ha pasado las riendas
y ya no abre ni la tienda...
Pues no hacía ya que no montaba, la leche...¡¡¡¡¡
Pues no
hacía ya que no escribía, la leche...¡¡¡¡
Pedazo de
convocatoria la del domingo¡¡¡¡¡
Nuestro
lugar habitual de encuentro en esta zona, el aparcamiento a la entrada de La
Quinta, se encontraba acordonado y con diez o doce dotaciones de la Guardia
Civil, Policía Nacional y Policía Municipal trabajando a destajo, efectuando
las labores de control de accesos y regulación de estacionamiento de vehículos.
Cacheos, controles de alcoholemia,... Desde el aire, tres helicópteros,
controlan todo el dispositivo y dan las órdenes pertinentes para que ningún
cabo quede suelto y todo el dispositivo funcione correctamente.
El ambiente
era un frenético ir y venir de efectivos policiales cuando de pronto, al fondo,
en el horizonte, aparece Miguel en su fregoneta preguntándose a que obedece
semejante dispositivo. Es detenido por la Benemérita en el control de acceso,
para proceder a su correcta identificación. Aparca, obedeciendo las
instrucciones de los Agentes y se procede al registro del vehículo, siendo
confiscados los 15.3 litros de cerveza que portaba en su interior.
A
continuación aparece Agus. Al detener su vehículo y preguntar al Agente por lo
insólito del despliegue policial, esboza una gran sonrisa y le explica al
Agente que no viene nadie más, que la gran afluencia era “MORALMENTE” nada más. Tardaron cinco segundos en levantar el
dispositivo, desaparecer, despejar la zona y dejar aquello como un erial. Hasta
eco había. Solamente tres JOTAS asistimos a una jornada soleada con ausencia
absoluta de borrascas... y de JOTAS.
Y nos
pusimos manos a la obra. Salimos detrás de Agus, que nos demostró ser un gran
conocedor de los senderos de El Pardo, encontrando siempre alternativas para
sortear los impresionantes costarrones a los que habitualmente nos
enfrentamos. Eso sí, las bajadas las disfrutamos todas. La bajada de los pinos,
con la valla de pinchos a la izquierda. La bajada de los tubos donde me
sorprendí a mi mismo por la parte alta de los peraltes, lo que me invitó a
frenar y volver a la cordura.
Salimos del
recinto y nos enfrentamos con los caminos paralelos a la valla, continuos subes
y bajas que te machacan sobremanera.
Tentados
estuvimos de coger la sendita paralela al rio que nos enseñó el KmiKC en
nuestra última visita, pero nos contuvimos al recordar como terminaba, bajando
por unos tubos inmensos con la bici a cuestas saltando a un camino cuatro
metros por debajo.
Tengo que
confesaros que he vuelto a recaer. Tras tres meses sin probarlo creía que me
había curado pero no ha sido así... esto me gusta y lo he disfrutado. Blandito,
porque estoy blandito y no he aguantado el tirón como debería pero todo se
andará.
La
compañía... lo mejor de la jornada, porque El Pardo sigue siendo mu malo.
Chuaaaaa..., QUE HE VUELTO!!!
Maestro
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